19 Oct Cómo conseguir que el lector quiera seguir leyendo tu novela
Cuando vivía en Inglaterra, allá por 2002, unos amigos me regalaron The first five pages (Las cinco primeras páginas), de Noah Lukeman. Nunca lo leí (mal hecho). El título era suficiente para comprender el contenido: has de captar la atención del lector desde las primeras páginas o asumes el riesgo de perderlo.
Voy a dar por sentado que piensas que tu novela es la mejor y que todo el mundo querrá leerla. Está muy bien para darte ánimo y subirte el ego, pero, muchas veces, esto no es así (no me odies). Captar la atención del lector desde las primeras páginas requiere cierta maestría, cierto oficio. Escribir bien no es escribir bonito, es escribir con eficacia. Una de las claves reside en los «finales en alto». ¿Y qué narices es esto de los «finales en alto»?, te preguntarás. Se trata del final de cada capítulo. Has de conseguir que cada uno de ellos, especialmente los primeros, terminen con una incógnita que el lector desee desvelar en el siguiente. Esto es especialmente fundamental en el primer capítulo, donde deberás haber establecido con claridad cuál es el conflicto que moverá el resto de la novela y quiénes son los principales personajes implicados en ella. Ojo, no se trata de que apiñes información nada más empezar. Dosifícala a lo largo de la obra, pero establece los tres puntos principales. Como ejemplo, me serviré de mi novela Banderizos y su primer capítulo.
- Conflicto
- Las casas de Salazar y Velasco llevan enfrentándose durante doscientos años (la pregunta que ya dejamos en el aire es ¿quién vencerá?)
- Personajes principales
- Se presenta a Lope García de Salazar y Pedro Fernández de Velasco, jefes de cada casa, discutiendo sobre la tregua (ya sabemos quiénes son los dos chulitos de la historia sacando pecho)
- Final del capítulo en alto
- El intento de tregua fracasa (ya entendemos , por lo tanto, que se van a zurrar de lo lindo. Y ahora el lector querrá saber cuándo, cómo y quién ganará).
Banderizos es solo una referencia más. Puedes servirte de cualquier otra novela que tengas en casa y te haya gustado. Relee el primer capítulo y comprueba si se cumplen estas tres premisas. Después, aplícalo a tu novela.
Recuerda: capta la atención del lector en las primeras páginas o lo perderás.
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